El secreto de la libertad (Reflexiones)

El zen nos conduce al conocimiento que no se rige por las leyes ordinarias del pensamiento ya que es independiente de los pares de opuestos, capta la esencia de las cosas habiendo trascendido los opuestos con una mente desnuda de asociaciones mentales, pero alerta.

Hay que vivir aquí-ahora-esto con la mente lúcida. El zen es la vida misma.

Tienes que tener en cuenta que la realidad no puede ser percibida mientras los pares de opuestos no hayan sido trascendidos.

Hay que limpiar la mente de ideas, conceptos, juicios, opiniones. El mensaje esencial es tener la mente activada sin apegarse a nada.

ReflexionesSE TRATA DE VIVIR LA UNIDAD SIN DUALIDAD, SIN DIVISION, ES DECIR, SIN CONFLICTO

Sólo una mente integrada se sitúa más allá de todo conflicto y refleja las cosas como tales. Cuando la mente es silenciada puede percibir sin confusión y podrá conocer el secreto de la existencia.

Vivir la vida, ser uno mismo, experimentar, sentir sin discriminar.. La mente nueva no analiza, compara o diferencia. Percibe, permanece receptiva, toma consciencia, no adultera lo que se refleja en ella, no atrapa, no rechaza, es una consciencia no discriminativa por tanto no condicionada.

La mente nueva vive el el aquí y ahora con una TOTAL ACEPTACIÓN DE LO INEVITABLE de ese ahora, sin dejarnos atrapar, y vivir plenamente el ahora exige una TOTAL INDEPEDENCIA RESPECTO A NUESTRAS EMOCIONES.

Hay que mantener un estado de ánimo incoloro, neutral. La píldora espiritual es permanecer ecuánime en cualquier situación

LA TRANQUILIZADORA ACEPTACION DE TODAS LAS COSAS NOS LIBERA DEL CONFLICTO. ACEPTAR LO INEVITABLE Y AHORRARÁ UN SUFRIMIENTO INNECESARIO. Se pretende no hacer ninguna concesión al mundo dual, para ello hay que someter a la mente a un entrenamiento estricto.

Cuando la mente discriminativa es silenciada podrás experimentar la auténtica realidad. El zen es la experiencia de cada día, concentrándonos en lo que estamos haciendo, no dejando a la mente vagar. Se vive sin deseos ni temores imaginarios.

Todo ser humano lleva dentro su propia cárcel, para el zen esa cárcel está en la mente Hay que evitar que la mente quede atrapada por la incesante dinámica de los pares de opuestos y centrarnos en lo que estamos haciendo. TODO DEBE SER ARROJADO DE LA MENTE EXCEPTO LO QUE ESTAMOS HACIENDO EN ESTE MOMENTO

Nuestro objetivo es el silencio interior y la máxima receptividad de la mente.

Es necesario llegar a una percepción experimentada, no intelectualizada sino vivenciada en la que vida y muerte, luz y oscuridad, placer y sufrimiento se complementan e implican recíprocamente y aceptar que uno lleva consigo al otro irremediablemente.

Cultivando un estado interior de plácida neutralidad, con la mente limpia de conceptos y condicionamientos, con una consciencia clara de nosotros mismos y lo que nos rodea, sin vanas preocupaciones ni miedos ¿No es acaso lo único que podemos hacer?

La vida es una larga serie de ahoras. Abrir la mente y recibir sin conservar, sin aprobar o desaprobar. Para ello hay que observar los pensamientos sin identificarnos con ellos ya que ellos generan emociones las cuales colorean nuestra visión y la adulteran.

Con la aceptación de lo inevitable eliminamos el conflicto, al ir dejando marchar los pensamientos negativos, los miedos, cesando la búsqueda incesante del placer, la mente se va liberando y el desapego comienza a aparecer

CON EL ZEN ADQUIRIMOS LA HABILIDAD DE SER ACTOR O ESPECTADOR según LAS CIRCUSNTANCIAS LO REQUIERAN.

Hay que abismarse en la profunda soledad interior, vaciar la mente, estar atento y lúcido y aunque en el exterior nuestra vida parezca la misma, nos parecerá completamente diferente.

El zen se basa en la simplicidad espontanea, abandonarnos completamente al aquí y ahora, al instante y cualquier cosa que hagamos se convierte en un momento significativo, en una ceremonia.

La actitud zen es la entrega interior al instante con toda naturalizad, la mente vacía de elaboraciones mentales, totalmente alerta.

Lo que se busca es percibir las cosas como tales, es decir, penetrar en su esencia, sólo así se produce una total comprensión pero para ello la dualidad ha tenido que dejar de existir.

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