Ninguna oficina edilicia controla los juegos mecánicos en El Alto

La Alcaldía de El Alto no efectúa ningún tipo de control de seguridad a los juegos mecánicos instalados en cuatro puntos de esta ciudad. Los propietarios y administradores aseguran, sin embargo, que realizan un mantenimiento diario a sus equipos.

Las autoridades municipales se limitan a extender el permiso de funcionamiento y no hacen nada para verificar si aquéllos funcionan adecuadamente. Tampoco poseen una oficina destinada a ese fin y las reparticiones que tienen que ver con actividades comerciales deslindan responsabilidad.

En la Unidad de Recaudaciones dicen que su función es cobrar, pero no supervisar; y señalan a la Unidad de Asentamientos. En este despacho aseguran que su función es controlar el comercio informal y no los parques, y apuntan a la Intendencia.

En esta repartición enfatizan que en su manual de funciones no figura el control de parques mecánicos, pero señala a las subalcaldías. Finalmente, esta unidad municipal admite que entrega las licencias de operación a los parques mecánicos, pero asevera que no tiene la misión de controlarlos.

Éste es el periplo que recorrió el periodista de La Razón en busca del responsable de control de la seguridad de los juegos mecánicos instalados en esta ciudad, pero no halló a ninguno.  En esta urbe funcionan cuatro parques con esos juegos, dos grandes, que además viajan por otras ciudades del país; y dos pequeños, que sólo circulan en las zonas de El Alto. Están en el cruce de la carretera a Copacabana y la extranca a Río Seco, en la plaza Juana Azurduy de Padilla, en Villa Dolores, y dos en la zona 25 de Julio.

Los propietarios y administradores de estos parques mecánicos también reconocieron que las autoridades municipales nunca fueron a inspeccionar estas actividades, que provocaron en la ciudad de La Paz una muerte, el 9 de enero de este año, cuando una sombrilla voladora de Play Land Park se desprendió y cayó al suelo con una pareja  adentro. El hombre de 35 años falleció y la esposa resultó herida. 

Sin embargo, estas personas que hacen negocio con estas máquinas de hierro aseguraron a La Razón que, sin necesidad de que la autoridad les conmine, ellos realizan un mantenimiento diario de sus aparatos.

“La Subalcaldía nos da la autorización, pero no viene a revisar. Nosotros sí lo hacemos todos los días, es nuestra responsabilidad; vemos que los pernos no estén gastados y si así sucede, de inmediato los cambiamos”, explicó Germán Achá Hinojosa, dueño de un juego en la zona 25 de Julio. Además, en el Galaxy Park prohíben, aseguraron, el ingreso de menores de edad y embarazadas a los juegos clasificados como riesgosos.

Sólo dos de los cuatro parques mecánicos tienen nombre: Tío Pepe, en la zona 25 de Julio, y Galaxy Park, en el sector de la extranca de Río Seco. Uno de los juegos más peligrosos, según los vecinos, está en Tío Pepe y se denomina sombrero mexicano, que consta de largas cadenas unidas a una tabla que hace de asiento.

Precios y permisos

Cobros

Los precios que se cobran por los juegos están entre Bs 3 y Bs 7. Los más caros son la montaña rusa y los autos chocadores, y los más baratos son los carruseles para niños y niñas.

Licencia

En la Subalcaldía del Distrito 8, una funcionaria admitió que otorgan licencia de funcionamiento a los parques con juegos mecánicos y además que no realizan inspecciones. “Sí damos autorizaciones, de lo otro (inspecciones) desconozco”, indicó.

Algunos de los aparatos son fabricados en el país

Las máquinas de los juegos Galaxy Park, instaladas en la extranca a Río Seco, fueron importadas de Brasil, Argentina y de Estados Unidos, informó el administrador de este parque, Jaime Terán Rojas. Los juegos de Tío Pepe fueron adquiridos en Santa Cruz, dijo uno de sus encargados.

“Nuestras máquinas las trajimos de Brasil, Argentina y, en algunos casos, de Estados Unidos; son importados, los repuestos los encontramos aquí sin ningún problema”, explicó Terán. El encargado de Tío Pepe, Roberto Salinas, expresó que los aparatos fueron hechos en Santa Cruz. “Me los vendieron hace 20 años aproximadamente y allá los construyeron”.

La señora Modesta Guzmán, propietaria del juego instalado en la plaza Juana Azurduy, contó que su esposo fabricó la silla panorámica, que funciona con electricidad. “Él hizo la rueda del amor, porque van dos personas, y no es peligrosa, la hemos probado de muchas maneras”, aseguró. En todos los parques visitados los administradores coincidieron en que el armado de las máquinas es moroso, pues les lleva de tres a cinco días. El Galaxy Park contrata aproximadamente 50 obreros para instalar sus máquinas y lo hace durante cinco días.// La Razón

Publicar un comentario

0 Comentarios