Cada semana se “abandona” a un niño en El Alto, según datos de la Dirección de Asuntos Generacionales de la Alcaldía. Hasta agosto, el número de niños y adolescentes desamparados llegó a 161, de los cuales 24 nunca fueron reclamados.
Prima Quispe Colque, directora de Asuntos Generacionales, señaló a La Razón que quienes descuidan a sus hijos son: meretrices, adolescentes y padres bebedores que los olvidan en alguna fiesta. Y entre las causas figuran la falta de recursos económicos y los descuidos paternos.
“Esto se da principalmente los fines de semana. Hay prestes y otras fiestas y los padres salen a divertirse con sus niños porque no tiene a quién dejarlos, después se dan cuenta de que los han perdido. Cerca a cuatro niños se abandonan al mes”, afirmó.
Los adolescentes que incurren en esa práctica tienen entre 16 y 17 años de edad, y las meretrices se justifican indicando que deben trabajar y no pueden cuidar a sus pequeños.
A los 24 niños y adolescentes que nunca fueron reclamados se los trasladó a albergues de esta urbe y de La Paz. El resto, 137, retornaron a sus hogares tras el arrepentimiento de sus padres.
Uno de los recientes casos que ejemplifica la situación es el de una madre que abandonó a su niña, Mariana de dos años y medio, en un restaurante en la avenida Sucre, cerca de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
Ana María Calisaya, responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de esta ciudad, contó que el lunes pasado la madre había ido a lavar platos en esa pensión. El dueño le pidió su carnet de identidad para contratarla y ella, con el pretexto de ir a buscar sus documentos, se marchó, dejando a su niña, y nunca más regresó.
Los funcionarios del albergue 24 Horas ahora buscan a la madre y piden colaboración a la ciudadanía o a conocidos.
BOLSAS. Quispe señaló que la mayoría de los recién nacidos abandonados fueron encontrados por otras personas en bolsas negras de plástico y dejados en las calles y plazas. Otros los desamparan en la puerta de la Defensoría de la Niñez o de casas particulares.
Cuando los infantes son reclamados por sus padres, la dirección se encarga de comprobar, con una prueba de ADN, si ellos son realmente los gestantes.
“Muchas veces tuvimos casos de que no sólo los papás buscan a sus hijos, sino también otros familiares, normalmente lo hacen a los dos o tres días del abandono o el extravío. Con los trámites, retornan a sus casas en una semana”. Todo niño abandonado permanece en el albergue de la Defensoría hasta que sea recuperado; en caso de no darse este hecho, se tramita su traslado a alguno de los hogares.
Más casos de niños en el olvido
Ana María Calisaya, responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de El Alto, señaló que en julio se reportaron dos casos de niños recién nacidos abandonados por sus madres en un hospital de esta urbe. Los bebés se recuperan en un centro de rehabilitación, porque presentaban bajo peso. Prima Quispe, directora de la Dirección de Asuntos Generacionales, contó que hace un año y medio una madre regaló a su bebé de dos días a una persona. La Defensoría lo recuperó y ahora espera ser adoptado, aunque la madre lo reclama. La Defensoría le inició un proceso.
Adolescentes huyen por maltrato o adicción
Entre los 161 menores que fueron abandonados en la ciudad de El Alto, hasta agosto de este año, figuran adolescentes que huyeron de sus domicilios porque allí sufrían maltratos, según la Dirección de Asuntos Generacionales de la Alcaldía alteña.
Prima Quispe, responsable de esa dirección, señaló que los adolescentes también escapan por adicción a las bebidas alcohólicas o a las drogas. “La mayoría de los jóvenes que dejan sus casas y son encontrados por nosotros, son trasladados a centros de ayuda social para su rehabilitación, en caso de que no se presenten padres o familiares para reclamar por ellos”.
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia, la Policía alteña y la Brigada de Protección a la Familia realizan operativos de manera regular para rescatar a estos jóvenes que viven en las calles o se drogan con otras personas en plazas, también los recogen de bares y discotecas o lugares de juego.
“Viven, comen y caminan en las calles de esta ciudad”, señaló Prima Quispe. Los adolescentes permanecen en los centros de rehabilitación, en función a cada uno de los tipos de adicción que padecen, entre seis meses y un año, hasta conseguir la recuperación de su salud.// La Razón
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