Inocencia interrumpida: seis de cada diez adolescentes alteñas quedan embarazadas

Jhoana nunca pensó que iba a ser tan difícil. Tiene 17 años y está embarazada de ocho meses. Aunque su cuerpo es menudo, como el de una niña de 13 años, lleva el prominente vientre donde se desarrolla su hija, cuyo nacimiento está programado para fines de noviembre.

Ella afirma que casi no puede hacer ninguna actividad, porque le duele todo el cuerpo y siempre está cansada. El embarazo le pesa, así como la incertidumbre acerca de lo que le tocará vivir como madre adolescente, porque desde que se enteró de su estado, debió dejar estudios, amigos y todo lo que la rodeaba en su mundo juvenil y lleno de sueños e ilusiones.

“Nunca pensé que iba a ser así. Me aburro mucho porque tengo que estar sentada o echada, el médico dice que por mi edad mi embarazo es delicado y me tengo que cuidar. Estoy preocupada porque no sé cómo va a ser cuando mi hija nazca, tengo miedo al parto y después a cuidarla, también tengo miedo a que mi hija nazca mal”, señaló la menor, mientras se acomodaba la polera que adaptó como ropa de maternidad.

Jhoana cursaba el tercero de Secundaria, y quería estudiar Ingeniería. Soñaba con su vida universitaria, la cual ahora ve lejana. "Me dicen que tengo que madurar y  pensar en mi hija, ¿cómo la voy a mantener y trabajar?".

Las estadísticas en El Alto señalan que en promedio 6 de cada 10 jóvenes alteñas quedaron embarazadas entre los 15 ó 24 años, informó Reynaldo Huayhua, director de la unidad de Adolescencia y Promoción de la Juventud.

La autoridad señaló que estas cifras se basan en la Encuesta Nacional de la Adolescencia y la Juventud 2008, realizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). Huayhua incidió en que la mayoría de las jóvenes alteñas se enfrentan al drama de los embarazos no deseados, lo cual conlleva el peligro del abandono, dificultades para retomar sus estudios y lograr una profesión, discriminación, pobreza y otras situaciones que no sólo afectarán a la madre precoz, sino también a su bebé.

Huayhua afirmó que, pese a que existen programas, tanto municipales como de ONG, sobre educación sexual, la falta de comunicación con los padres y docentes provoca que los adolescentes no lleguen a informarse acerca de los métodos de control anticonceptivo que existen para evitar embarazos no deseados.

Educación truncada

Herminia Cruz, coordinadora del Programa de Violencia Intrafamiliar y Violencia Sexual Comercial de la Asociación Cuna, señaló que de acuerdo con los datos recopilados por esta organización, un promedio de 3 a 4 estudiantes se embarazan por unidad educativa y la mitad de ellas abandona su educación.

Según la Coordinadora, las jovencitas que se enfrentan al trance de ser madres adolescentes se confrontan a la discriminación y rechazo en todos los niveles donde antes se sentían acogidas: con sus compañeros, docentes, padres de familia; en algunos casos, el rechazo de los propios padres.

"Hemos visto y trabajado con muchas muchachas que fueron abandonadas por el papá de su bebé, rechazadas por sus padres y sin nadie que las ayude, por lo que deben trabajar para sostenerse a sí mismas y a sus hijos, exponiéndose incluso a la explotación laboral, pues ellas trabajan en lo que pueden", afirmó.

Remarcó que ante esta realidad, muchas adolescentes deciden abortar por el rechazo de la familia y la situación crítica que atraviesan, aunque cuentan con la salud cubierta, gracias al SUMI, les afecta más lo afectivo y el rechazo de su entorno.

"En sí, no hay una ley que proteja a los padres adolescentes, garantizando su educación, que no se los discrimine o abandone. Estos derechos están establecidos en la Constitución Política del Estado (CPE), en su sección V, pero se precisa de una ley específica que los ayude de manera más efectiva", afirmó Gloria Tapia, del Cidem.

Jhoana necesita protección y ayuda, porque el papá de su hija "se hizo a los locos" y no asumió su responsabilidad. También porque siente el rechazo de su papá. "¿Qué le pondrás a tu bebé? —No sé, no tengo cabeza para eso, me preocupa que no tengo dinero y voy a tener que trabajar, y no sé en qué".

Tasa de fecundidad en el país es la más alta de la región

Según datos de la organización Marie Stopes Bolivia, las adolescentes bolivianas tienen las tasas de fecundidad más altas de la región, 4,4% para menores de 19 años, en relación al 3,8% de las mujeres en edad fértil del país. Del 21% de las adolescentes que afirman ser sexualmente activas, sólo un 1,6% utiliza un método anticonceptivo moderno, y se evidenció que en Bolivia cada día 3 adolescentes se embarazan.

Este sector constituye el 21% de los embarazos esperados, por lo que 14 de cada 100 adolescentes ya son madres o están embarazadas.

Teniendo en cuenta esta realidad, los y las adolescentes se enfrentan a múltiples problemas debido a la visión de la sociedad basada en el adulto. En el campo de la salud sexual y reproductiva, las y los adolescentes son especialmente propensos/as a sufrir agresiones sexuales, embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, afirma un reporte de la organización.

Drama de la preñez precoz se presenta en toda América

Según Fernando Amado, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el drama de los embarazos adolescentes no es un problema local, y tiene un carácter regional, es decir en toda América. Según las estadísticas, una de cada siete adolescentes de entre 15 y 19 años es madre o está embarazada en la subregión andina (Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).

Amado destacó que el continente americano es la única región del mundo en la que aumentó la tasa de fecundidad adolescente en los últimos 30 años. Las declaraciones fueron realizadas en ocasión de celebrar el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, el 26 de septiembre.

Entre las menores de 16 años, el riesgo de morir antes, durante o después del parto es cuatro veces mayor que en las mayores de 20, según un estudio publicado en la revista científica American Journal of Obstetrics and Gynecology. La gestación en adolescentes es considerada de alto riesgo, dado que hay mayores probabilidades de hemorragias, enfermedades como preeclampsia o alta presión arterial, diabetes gestacional, partos prematuros, neonatos prematuros o de bajo peso.

LAS FRASES

"Tuve que abortar porque mi papá me amenazó con botarme de la casa y desconocerme como su hija".

Celeste

Estudiante de 3º de secundaria

"Quería estudiar Auditoría y ser profesional, pero no puedo. Apenas estoy terminando el colegio".

Édgar Chana

Padre adolescente de 17 años

LA CIFRA

16 años es la edad promedio en la que las adolescentes alteñas suelen quedar embarazadas, generalmente faltando un año para que salgan bachilleres.

LOS DATOS

Los embarazos no deseados en adolescentes también se presentan en el área rural, donde 2 de cada 10 jovencitas se enfrentan al reto de ser madres jóvenes.

El problema del embarazo no deseado no sólo afecta a las jovencitas, pues dos de cada 10 mujeres bolivianas admitió haber tenido por lo menos un embarazo no planificado, según un estudio del Cidem.

En las universidades no hay facilidades

El secretario ejecutivo de la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES) de El Alto, Remberto Cruz, señaló que la mitad de los jóvenes estudiantes deben dejar sus estudios ante el reto de la paternidad adolescente.

"Es triste la situación de nuestros compañeros, en los colegios vemos que en los últimos años las jovencitas se embarazan y dejan sus estudios. Igual pasa con los jóvenes, los que se hacen cargo de los bebés, que deben dejar el colegio porque tienen que trabajar", contó Cruz.

El dirigente señaló que lo más triste es ver que los estudiantes abandonen sus sueños porque con un hijo por detrás, a quien hay que cuidar, los horarios de trabajo no pueden adecuarse a los de estudio.

"En El Alto no hay colegios que habiliten guarderías, mucho menos universidades, ni siquiera la UPEA. Nuestros jóvenes se ven solos frente a un mar de obstáculos, que generalmente no pueden superar", lamentó.

Pese a que el sistema de educación superior boliviano considera la opción de estudio en modalidad libre, es decir sin la exigencia de asistir a clases y con exámenes de por medio para aprobar materias, esta medida no garantiza la posibilidad de que los padres adolescentes obtengan una profesión y puedan salir del círculo de la pobreza al que están destinados al no tener una formación superior.

La viceministra de Igualdad de Oportunidades, Gardy Costas, señaló que esta medida por sí sola no se constituye en ayuda efectiva para que los padres adolescentes continúen sus estudios secundarios y superiores.

"Es cierto que las madres jóvenes precisan de mayor ayuda, porque incluso el hecho de trabajar se les complica, pues el bebé depende de ellas y no pueden hacerlo. Eso también afecta a los estudios, por lo que la primera alternativa que tienen es abandonar su formación", expresó.// Cambio

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