Trelles recluta al lector para que resuelva un crimen
Un crimen sin presentes, muchos sospechosos y pocas pistas. Parece la receta de un thriller policiaco, pero con una variante: no hay un detective y es el propio lector quien deberá resolver el caso de El círculo de escritores asesinos.
“No es una novela típica policial. De hecho, no puedes escribir una historia siguiendo los cánones clásicos ingleses o los del hard boiled estadounidense en Latinoamérica. Tienes que crear tus propias reglas, salirte de la línea establecida”, explicó el autor, el peruano Diego Trelles, que visitó La Paz.
La razón radica en la falta de confianza en el statu quo de las sociedades latinoamericanas, a diferencia de lo que ocurre en los países del norte del continente donde el héroe, generalmente un policía o un detective privado, resuelve el delito para volver a la situación normal. Esta realidad implica la existencia de confianza en las instituciones, algo que en Sudamérica todavía no es una realidad incontrastable.
“La Policía y el Ejército en nuestro continente tienen un legado siniestro de las dictaduras militares. La población todavía los ve como villanos, las fuerzas de represión, más que como héroes. Eso hace que la figura del gran detective sea poco creíble”, comentó el escritor, en charla con La Razón.
Es así que la única persona que puede resolver la muerte de un ciudadano, en este caso un crítico literario, es el mismo lector de esta novela, que, para ello, explorará el raciocinio de los sospechosos y a los miembros de un círculo de escritores “perjudicados”.
Ese resumen podría indicar, quizá, un deseo inconsciente de parte del autor contra la crítica periodística. No obstante, Trelles aseguró que no es así, aunque no descartó que algún colega se viese tentado, algo que realmente pasó a principios del siglo XX.
José Santos Chocano Gastañodi, un poeta de lectura obligatoria en la capital peruana, Lima, mató en 1925, con un disparo a quemarropa, al crítico del periódico El Comercio, Edwin Elmore. Este caso es una de las inspiraciones de Trelles. La otra es el mismo mundo editorial peruano y su propia experiencia personal.
“A diferencia de muchos escritores de mi generación, yo nunca pertenecí a un círculo, ese grupo de amigos que se embriagan de literatura y cine. Creo que esta novela es resultado de esa carencia”, manifestó el autor peruano.
Claro que en el texto este grupo se rompe por las acciones de uno de sus integrantes. Es así que, de pronto, los antiguos camaradas se pasan unos a otros la responsabilidad del delito, una actitud también basada en la realidad. “La lucha entre los literatos peruanos es muy dura. Cada quien busca reconocimiento a toda costa y las puñaladas por la espalda no son hechos ajenos”.
El círculo de escritores asesinos fue reeditada en el país por Nuevo Milenio. Cuesta Bs 90.// La Razón
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