El maltrato, la inseguridad y los abusos han convertido a paceños y alteños en usuarios resentidos con el transporte público, una mezcla de frustración y enojo que se manifiesta en el trato con sus similares dentro de un micro, un minibús o un trufi, según la circunstancia.
Pero el cansancio de la población y la decisión política de transformar el sistema de transporte ha empezado a dar frutos. Un paceño amable, respetuoso con sus pares y con los bienes públicos se deja ver cada vez que aborda un bus PumaKatari o una cabina del teleférico.
A la comodidad, puntualidad y seguridad de ambos servicios —que hacen de La Paz líder del transporte público en Bolivia (desde otras ciudades reclaman para sí obras de esta envergadura)— se suma que los usuarios aportan con orden, respeto, limpieza y otras buenas acciones.
La mañana del miércoles 2 de julio, dos jóvenes que iban cómodamente sentados en un bus PumaKatari rumbo a Chasquipampa —en el que también viajaba este periodista—, no dudaron en brindar el asiento a dos personas de la tercera edad.
“Ya es natural, antes (los pasajeros) dudaban, pero ahora lo hacen sin problemas”, cuenta Nancy Prado, anfitriona del motorizado y encargada de cobrar los pasajes. No solo se está transformando el sistema de transporte público, “también se está sacando lo mejor del paceño, que hace años estaba esperando un servicio como éste, donde el respeto por los demás y el amor a la ciudad son la filosofía”, sintetiza Gustavo Bejarano, oficial asesor del Gobierno Municipal de La Paz.
Alfredo Escóbar vive en El Alto y está satisfecho con el teleférico, cree que para conservarlo hay que cuidarlo. “Es mucho más seguro que los minibuses, por eso lo uso siempre con mi hijita Dayner”.
Así, la implementación de ambos servicios despierta hábitos dormidos en los paceños. “La gente aquí es muy amable, respeta las paradas y quienes hacemos fila ya no tenemos que estar peleándonos por subir”, remarca Felipa, una usuaria del bus en la ruta que une el Parque Urbano Central (PUC) con Villa Salomé.
El aprecio que los ciudadanos le tienen al servicio de los buses ha despertado acciones impensadas. Hace un par de meses se produjo un hecho conmovedor, según cuentan choferes y anfitrionas del PumaKatari: en un bus que iba del barrio de Chasquipampa al PUC, un pasajero se indispuso y ante la urgencia y sin dudarlo, los usuarios aceptaron reconducir la góndola hacia el hospital de Los Pinos, para que reciba atención médica.
Transformación. Un jingle radial sobre el servicio anuncia: “Mis hijos solo conocerán un transporte digno”. Para algunos, como el ciudadano Javier Siñani, la frase encierra “la nueva forma del paceño: solidario y respetuoso de los demás”. Al conocer la historia contada líneas arriba, Siñani pregunta: “¿Usted cree que un minibús hubiese cambiado su rumbo para ir hasta un hospital?”
Después de casi 60 años del monopolio del transporte sindicalizado y el fracasado proyecto de la Empresa Nacional de Transporte Automotor (ENTA), que murió a fines de los 80, La Paz y El Alto dieron este año un paso histórico para la modernización del servicio, y este 16 de julio, cuando se conmemoran 205 años de la gesta libertaria, encuentra a sus habitantes como protagonistas de la transformación.
“Por fin tenemos un transporte civilizado, cómodo y ordenado”, afirma Alfredo, un alteño que usa a diario el teleférico. En 1987, ENTA llevaba centenares de pasajeros de la Pérez Velasco, en La Paz, a la feria 16 de Julio, en El Alto, pero poco tiempo después la firma cerró tras ser administrada por los choferes sindicalizados.
El transporte municipal y el transporte por cable llegaron a La Paz y El Alto en momentos en que el descontento por el servicio que prestan los sindicatos escaló al 60% y 51%, respectivamente, según un estudio de CIES Internacional, que a fines de 2013, por encargo del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), encuestó a 27.592 personas (6.752 hogares) para conocer el grado de satisfacción de la prestación. El informe fue público el 1 de julio.
Mientras el Gobierno invirtió $us 234 millones en Mi Teleférico, la Alcaldía de La Paz, a través del Sistema Municipal de Transporte (Setram), un ente desconcentrado, desembolsó $us 15 millones: $us 10 millones en la compra de los buses y $us 5 millones en la implementación del Setram.
El La Paz Buz, con sus buses PumaKatari, comenzó a operar el 24 de febrero en tres ramales, y Mi Teleférico, con la Línea Roja, el 30 de mayo.
En el primer caso, hasta la primera quincena de junio el bus municipal transportó a cerca de 2,4 millones de pasajeros, a razón de 23.000 por día, de acuerdo con Bejarano. Y en el segundo caso Mi Teleférico llevó a un millón 100 mil pasajeros hasta el lunes 1 de julio, según Guido García, uno de los responsables de la Línea Roja en la exestación de trenes.
Otro tipo de beneficio que ofrecen ambos servicios es el de pasajero preferencial para niños, jóvenes y personas de la tercera edad y/o con alguna discapacidad.
“Hace seis meses invertía 60 bolivianos en radiotaxi para ir a mis sesiones de terapia en la zona Sur, ahora en el bus pago un boliviano y aunque uso taxi de retorno a mi casa, ahorro 39 bolivianos”, suelta contento Félix Mayta, quien acude dos veces por semana al Instituto Boliviano de Rehabilitación en Calacoto. “Es barato y me tratan bien, porque los minibuses jamás me alzaron por mi condición”, añade desde su silla de ruedas.
Hace dos semanas, este medio denunció cómo en Oruro los minibuses llevaban hasta siete pasajeros parados, mientras que en Potosí el transporte sindicalizado elevó de Bs 1,30 a Bs 1,50 el pasaje. En La Paz aún existen problemas con el “trameaje”, sin contar con el mal estado de los vehículos y el trato descortés.
Con el nuevo servicio “nos han devuelto la esperanza y la confianza de que se puede ir cómodo, puntual y con higiene”, dice Ana María, vecina de Achumani, que ya sueña con que el bus municipal llegue a su barrio.
“Realmente es una envidia, ustedes los paceños están muy avanzados ¡oiga!”, sostiene Carlos Jordán, un cruceño que promete viajar en diciembre a La Paz para probar el transporte por cable junto a toda su familia durante las vacaciones por el fin de año.
En la Villa Imperial también sueñan con este servicio. “En 1975 teníamos andariveles que bajaban del Cerro Rico a la ciudad, pero ya no funciona, por eso ojalá que llegue el teleférico a Potosí, porque desde lo alto la ciudad se ve muy linda”, expresa Dionisia Cruz, que usó dos veces el teleférico aprovechando su viaje a La Paz por las vacaciones invernales.
Y es tan impactante la escena mientras uno sube o baja en el teleférico, que hay gente que lo usa solo para pasear, al igual que los PumaKatari. “Es la primera vez que subí al bus, yo vivo en El Kenko (El Alto), pero quería saber cómo era y por eso llegamos a la parada, ahora volveremos al centro de la ciudad, también en el Puma”, cuenta Silvia Mayta.
Mientras para fin de año se espera que lleguen otros 73 buses, uno de doble piso, para reforzar a los PumaKatari, se iniciaron los trabajos para la instalación de la Línea Amarilla de Mi Teleférico que unirá Satélite y Alto Obrajes desde agosto.// La Razón (COM)
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