En Bolivia el 1,7% de la población ocupada es trabajadora del hogar, es decir 69.463 personas se dedican a esa labor en la que sólo 1.855 son de sexo masculino, según datos del Instituto Nacional de Estadística con base en los resultados del Censo 2012 presentados a propósito de conmemorar el 30 de marzo Día de la Trabajadora del Hogar.
La misma fuente informa que las trabajadoras y trabajadores del hogar mayores de 19 años de edad suman 59.909 a nivel nacional y están concentrados principalmente en los departamentos de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba. Los departamentos con menor número de trabajadoras del hogar son Pando con un 0,7% y Oruro con 2,1%. De ese total, 41% cursó la primaria y 45% hizo la secundaria, aunque la gran mayoría no terminó el bachillerato. Por otro lado, 3,8% cuenta con un nivel superior de instrucción.
La Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia tiene un informe en el que reporta que un 76% de las mujeres dependientes en este rubro se desempeñan como “empleada múltiple” y laboran “cama adentro”, sólo un 3% prefiere la especialización, mientras que en distintos porcentajes van de un oficio a otro dentro del rubro (cocinera, cuidado de niños, limpieza, etcétera). Además se sabe que cerca de la mitad de las mujeres comenzó a trabajar entre los 5 a 15 años de edad, un 44% comenzó entre los 16 y 25 años y un 7% se desempeña en este rubro desde sus 26 años.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor de 100 millones de personas en el mundo se encargan del trabajo doméstico, y gran parte de ellas son mujeres. En 1984 se organizó por primera vez un sindicato de trabajadoras del hogar en la ciudad de La Paz, aunque las afiliadas pertenecían exclusivamente al barrio de Sopocachi, posteriormente esa organización se emuló en otras ciudades.
La discriminación aún está presente
En los últimos años, ha mejorado la situación laboral, los ingresos económicos y las horas de trabajo de las mujeres jóvenes trabajadoras del hogar, sin embargo siguen siendo objeto de discriminación, señala Dunia Sandoval, autora de la investigación “Mujeres jóvenes trabajadoras asalariadas del hogar. Santa Cruz” ejecutada, en el año 2009, por la Universidad PIEB.
La investigación fue realizada en 2009 por Dunia Sandoval y Erick Iñiguez y formó parte de los estudios de caso realizados en el marco del proyecto “Juventud e Integración Sudamericana” (JIS), promovido por el Instituto Brasileiro de Análises Sociais e Económicas (IBASE) y ejecutado en Bolivia por la U-PIEB.
Sandoval señaló que muchas jóvenes prefieren percibir menos ingresos a ser trabajadoras del hogar. “El estigma del maltrato y los prejuicios contra ellas todavía están presentes”.
Durante el estudio del 2009, las jóvenes trabajadoras del hogar se refirieron a la discriminación social, laboral y familiar de la que fueron objeto y que actualmente persiste.
¿Qué significa ser joven? fue la pregunta guía de un grupo focal realizado con representantes del Sindicato de Mujeres Jóvenes Trabajadoras Asalariadas del Hogar de la ciudad de Santa Cruz, en el año 2009, y los resultados pusieron en relieve la discriminación que sufrieron estas mujeres trabajadoras, pero también sus aspiraciones futuras.
El grupo focal estuvo constituido por jóvenes trabajadoras de 22 años en promedio, quienes se iniciaron en el trabajo doméstico desde sus 15 años de edad, aproximadamente.
Para Sandoval, la novedad del estudio denominado es que se consideró a las trabajadoras del hogar como jóvenes y no se las relacionaron únicamente a problemas específicos de su rubro laboral.
El estudio señala que las jóvenes consultadas reconocieron que la juventud proporciona fuerza física y mental para el trabajo y el estudio, y reiteraron la necesidad de aprovechar el tiempo para capacitarse ya que veían el trabajo del hogar como pasajero. Añadieron que las desventajas de su juventud estaban relacionadas con la vulnerabilidad laboral, como inadecuadas condiciones de trabajo (por ejemplo, largas jornadas laborales), presiones patronales y/o la dotación de ambientes inapropiados para vivir.
También se refirieron a la discriminación social, laboral y familiar de la que fueron objeto en el tiempo que se realizó el estudio.
Para Sandoval urge promover estudios para profundizar en las aspiraciones laborales y personales de las jóvenes trabajadoras del hogar.// PIEB (BO)
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