El Alto fue semilla en los 50, nació en los 60 y 70, creció explosivamente desde los 80 y en los 90 inició su autonomía. Ha sido protagonista de transformaciones sociales como la Guerra del Gas de 2013. Hoy, ciudad grande y compleja, intercultural y diversa, busca nuevas alternativas para su desarrollo.
Los primeros habitantes de la altiplanicie alteña fueron las culturas Wankarani y Chiripa; y más tarde la cultura Tiwanaku-Huari de habla puquina. Posteriormente llegaron los aymaras y formaron los señoríos Pacajes y Omasuyos. En el siglo XIII, el cacique Tintaya (de Pacajes) intentó frenar a los incas y fue derrotado por Huayna Cápac, quien inició así el control político, social y cultural del territorio.
En 1534, Diego de Almagro, en la conquista del Kollasuyo, cruzó el río Desaguadero y se asentó en El Alto. Posteriormente, Francisco Pizarro, desde la Ceja, tomó posesión de su repartimiento que pensó fuera su marquesado, desde el lago Titicaca hasta los Yungas. En octubre de 1548, Alonso de Mendoza divisó desde El Alto la hoyada donde decidió fundar la ciudad de La Paz.
En 1675, cuando La Paz tenía 12.000 habitantes, la Ceja ofrecía la entrada hacia la ciudad que era a la vez camino hacia Lima, sede del Virreinato del Perú, con una primera posta en el "Alto de Lima” (actual zona Alto Lima). Otra vía que pasaba por El Alto se dirigía hacia Oruro y Potosí, con ramal al puerto de Arica, por donde se enviaban minerales a España, lo que hoy es Villa 12 de Octubre, Sagrado Corazón de Jesús y Faro Murillo.
En 1781 Túpac Katari lideró un cerco a La Paz y estableció su cuartel en la Ceja. Los enfrentamientos con los españoles se libraron en varios lugares cercanos a la Ceja y en Ventilla (hoy Distrito 8). Pocos años después, los criollos y mestizos en la Guerra de la Independencia actuaron también en El Alto, pues desde 1811 hasta 1825 la Ceja y sus dos ingresos a La Paz permitían la comunicación con los libertarios de Chuquisaca o con Larecaja, Inquisivi y Zongo.
Cuando llegó el libertador Simón Bolívar, al nacer Bolivia en 1825, fue recibido en la Ceja por el Cabildo de La Paz y le ofrecieron un corcel enjaezado con oro y un festival de danzas indígenas.
En 1841 se produjo la Batalla de Ingavi, comandada por José Ballivián en lo que ahora es el Distrito 7 de Viacha y los Distritos 8 y 12 de El Alto. En noviembre de 1870, el problema de tierras que afectaba a los campesinos desembocó en una revuelta dirigida por Agustín Morales quien con 20.000 comunarios asedió La Paz desde El Alto.
En 1899, en la Revolución Federal, el Ejército nacional, llegado de Sucre y Oruro, se movió hacia el Kenko y lo que hoy es la Zona Franca para atacar a los federalistas de La Paz. Luego descansarían en Senkata (Distrito 8), mientras que uno de sus escuadrones fue hacia Collpani, hoy barrio del Distrito 3, donde está la Catedral. Con la Revolución Federal, la sede de Gobierno se trasladó a La Paz y se inició la expansión de esta urbe hacia El Alto.
En 1900 se construyó la vía férrea Guaqui-La Paz. Tres años después entró en servicio el tramo Guaqui-El Alto y en 1906 El Alto-La Paz. En 1912, la estación Guaqui-La Paz estaba a cargo de la Peruvian Corporation, concesionaria y luego propietaria de la vía. En 1904, con el Tratado de Paz entre Bolivia y Chile tras la Guerra del Pacífico, se construyó el ferrocarril Arica-La Paz, cuya prioridad era la exportación de minerales de Corocoro. Un tercer servicio que atravesó el territorio de El Alto, fue la vía férrea La Paz-Viacha, construida en 1917 por la empresa inglesa Bolivian Railway.
En 1920 se construyó una pista de aviación. En 1923 se fundó la Escuela de Aviación para la formación de pilotos y técnicos, y poco después, en 1925, se creó el Lloyd Aéreo Boliviano. El Aeropuerto fue construido entre 1962 y 1964, y se convirtió en un referente urbano en torno al cual se fue construyendo la ciudad después de 1952.
Hasta ese momento no existía aún la idea de una ciudad. Deberá llegar la Revolución Nacional, el largo periodo de los gobiernos militares y la instalación de la democracia para favorecer la inicial conformación urbana de El Alto.
Después de la Revolución de 1952 se asentaron los primeros vecinos al borde de la Ceja de El Alto. Construyeron viviendas precarias, bordeando el cruce de caminos en la entrada a La Paz, hacia Alto Lima y hacia Oruro.
En las décadas del 50 y 60, algunos vecinos abrieron pequeños negocios, bazares y tiendas de alimentos. En los años 70 llegaron más familias rurales y de rebalses urbanos de La Paz. Indígenas, mestizos y blancos fueron construyendo la ciudad gradualmente.
En la década de los años 70, el aún pequeño El Alto comenzó a recibir agua potable y las emisiones del único canal de TV de ese momento, el 7 Estatal. Con ello, fue terminando la práctica de correr con latas detrás del tren en la cercana estación de Ferrocarril (Arica-La Paz y Guaqui-La Paz) para recibir el agua caliente de la locomotora y guardarla en turriles.
Desde 1960 hasta mediados de 1984, El Alto era considerado un barrio de la ciudad de La Paz y tuvo una Subalcaldía Distrital. A mediados de 1984 por compromiso del presidente Hernán Siles, se inició la autonomía de El Alto pues la Fejuve propuso a Siles una terna de alcaldes distritales que dirigieron la Alcaldía sucesivamente (Laruta, por 78 votos; Huariste, por 18 votos; Justiniano, por siete votos). Así se conformó el primer gobierno municipal encabezado por un alteño (Hugo Laruta) en este tiempo de transición hacia las autonomías municipales que se consolidarían recién en 1994 con la Ley de Participación Popular.
En este camino, El Alto adquirió rango de Cuarta Sección del Municipio de La Paz el 6 de marzo de 1985 durante el gobierno de la UDP. Obtuvo rango de ciudad el 26 de septiembre de 1988, durante el gobierno del MNR.
El Alto mostró su adscripción a la democracia naciente en 1979, cuando la Ceja y la plaza Alfonso Ugarte se convirtieron en centros de resistencia popular frente al golpe de Estado de Natusch. Sería un preludio de la insurrección popular de octubre de 2003 cuando la movilización alteña logró la renuncia del presidente Sánchez de Lozada, después de una represión que costó más de 70 muertos.
Las movilizaciones de indígenas urbanos adherentes a Condepa y UCS que se amagaban en la hoy Alcaldía quemada en los 90 fueron también preludio de la rebeldía de la ciudad de El Alto, la segunda más poblada del país.
Carlos Hugo Laruta* / El Alto // Página Siete
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