“¡Mi celular!”, gritó Aleida, después de que en una aglomeración ella y tres familiares fueron empujados, y apretados aparentemente por visitantes de la feria, cerca de la Plaza del Maestro, donde se venden vehículos.
Pero no se trataba de un simple tumulto sino de una estrategia que utilizan los delincuentes para descuidar a sus víctimas. Después del grito de alerta de Aleida, súbitamente la calle se despejó.
María, su tía, identificó a uno de los ladrones y corrió tras él. Lo increpó cuando éste intentó ocultarse a un costado de un puesto de venta. “¿El celular?”, le preguntó. El joven, de aproximadamente 15 años y con un tajo en el rostro, alzando las manos balbuceó: “No tengo nada”.
Mientras tanto, René, que cargaba en brazos a la prima de Aleida, miraba a todos lados buscando al ratero. Una señora se le acercó y le señaló una dirección. “Se ha ido por allá”, dijo. Sin embargo, la dirección que le indicó era precisamente la contraria a la que se encontraba al joven al que María había increpado.
Desconsolados y resignados, los cuatro familiares se reunieron después de unos minutos de infructuosa búsqueda ante las miradas silenciosas de los transeúntes o quizás de alguno de los cómplices del robo.
Los comerciantes de la feria 16 de Julio identificaron como “aglomeración” esta táctica usada por los ladrones. Explicaron también por qué no intervinieron para alertar o ayudar a Aleida. Dijeron que no lo hacen porque cuando alertaron recibieron amenazas. Prefieren el silencio para evitar ser víctimas de represalias de los rateros.
Además de las “aglomeraciones”, los comerciantes comentaron que los rateros utilizan a niños para distraer a sus víctimas o portan bolsas para simular que son compradores. También, entre otras tácticas, escupen en la ropa, arrojan tierra, hacen gestos, hablan alto o lanzan cosas a los pies de los visitantes para distraerlos mientras les roban.
Los delincuentes actúan en grupo, nunca solos. Uno roba, otro distrae, otros empujan y otros se llevan la mercadería sustraída, a decir de los comerciantes con quienes conversó La Razón. Lo primero que hacen, relataron los comerciantes, es identificar a su víctima. Luego la persiguen hasta encontrar el momento oportuno para actuar.
En el método de “aglomeración”, del cual fue víctima Aleida, uno de los rateros camina al lado de la persona escogida para el robo; otros caminan a sus costados y atrás. En un determinado momento, entre todos rodean y aprietan a la víctima, al tiempo que impiden el paso a otras personas. Aprovechan ese momento de confusión para consumar el delito.
En el método de las bolsas, “el ladrón tiene una bolsa y hace que la víctima choque con ella. Éste le grita ‘¡Señor mi bolsa!’ Cuando la víctima se agacha o mira hacia abajo, otro delincuente hurga los bolsillos de su mochila o chamarra”, comentó Lucía Acarapi, una de las pocas personas que dio su nombre cuando dialogó con La Razón. Otras prefirieron no hacerlo.
Los ladrones también simulan que son compradores. Se acercan a los puestos de venta y revisan la mercadería. La gente que visita la feria siente curiosidad ante la aglomeración y se aproxima para saber si se trata de un remate.
Cuando se produce el tumulto, los ladrones aprovechan para robar. “En ese momento, comienzan a cortar carteras, chamarras, camisas o a meter la mano e intentar sustraer algo”, comentó Carmela Ticona.
Niños. Las comerciantes aseguran que algunos rateros crecieron en este “oficio”. Los conocen desde niños, cuando robaban con sus padres o personas mayores. “Hemos visto crecer niños y niñas en este lugar hasta convertirse en diestros ladrones. Decimos que los mayores que los acompañan son sus padres porque siempre estuvieron con ellos en sus fechorías”, indicó Clara Limachi.
Otra característica de los ladrones, según el relato de las vendedoras, es que se mimetizan entre los compradores. “Hay señoras que uno no creería que son ladronas o asaltantes, son de pollera o de vestido”.
Estos grupos, aseguran, también tienen “territorios”. “En una oportunidad, un grupo de delincuentes de Oruro intentó robar aquí, pero se le acercó otro y le hizo escapar, como si su territorio estuviera delimitado”, relató Lucía Acarapi. La Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen clasifica a estos delincuentes como lanzeros, descuidistas y carteristas.
Sólo dos denuncias por semana
El Director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de El Alto, coronel Roberto Campos, indicó que pese a la gran cantidad de casos sólo se denuncian 1 ó 2 a la semana. “La mayoría no es denunciada porque son casos menores. Una persona pierde una cantidad mínima o quizás fácil de recuperar. Claro que hay ocasiones en las que la gente no sabe qué hacer y sólo protesta o llora”. La autoridad no quiso señalar la cantidad de efectivos que despliega los días de feria por “estrategia”.
Venta de objetos robados
Según el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, coronel Roberto Campos, en la feria 16 de Julio también se venden objetos robados. Según la autoridad, este comercio ilegal tiene lugar en la madrugada, antes de que se instalen los puestos de venta, alrededor de las 05.00, y después de la jornada, a las 18.00, cuando se recogen los productos no comercializados. Se ofrecen objetos pequeños, como celulares, billeteras, cámaras, entre otros.
Sitios preferidos para hurtar
La Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen advirtió sobre los lugares y las situaciones que son aprovechados por los delincuentes para robar. La feria 16 de Julio, la Ceja, la zona 12 de Octubre son algunos de estos lugares. Los desfiles cívicos, los partidos de fútbol, las entradas folklóricas e incluso las procesiones religiosas son los acontecimientos preferidos por los ladrones. Por esa razón, recomendó tener cuidado y no portar objetos de valor.
Seguridad privada, anulada
Hasta hace tres meses, los comerciantes contrataban y pagaban a guardias de seguridad privada. Sin embargo, ante las quejas de los compradores e incluso de algunos vendedores, prescindieron de este servicio. “Hemos querido poner guardia de seguridad, pero eso ha sido muy difícil. Las víctimas les echan la culpa por no hacer algo en contra de los malhechores. No es fácil que uno o dos guardias vigilen una feria tan grande”, dijo Nelly Marca.
‘Salen libres con rapidez’
Para la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (FELCC), la justicia no apoya sus esfuerzos. Hay casos de delincuentes que son aprehendidos, pero son puestos en libertad por los operadores de la justicia, pese a las denuncias de las víctimas. “El sistema de justicia no acompaña a las labores y esfuerzos de la Policía, los delincuentes salen más rápido de lo que entraron y vuelven a delinquir”, señaló el director de la FELCC, Roberto Campos.// la Razón
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