REIKI: El Bloqueo de los Chakras (Reflexiones)

Somos una forma de manifestación y en la que podemos participar, en todos sus planos, a través de nuestros cuerpos no materiales y del cuerpo físico.

Sin embargo, perdemos la conciencia de la unidad en el momento en que empezamos a confiar exclusivamente en las informaciones que nos llegan a través de los sentidos físicos y del entendimiento racional, olvidándonos de nuestro origen y nuestra base divina. Se produjo entonces una separación aparente que trajo tras de sí la experiencia real de la angustia. Perdimos el sentimiento de la plenitud interior y de la seguridad en la vida y comenzamos a buscarla en el ámbito exterior.

ReflexionesLa angustia siempre provoca una contracción y, por tanto, un bloqueo, que a su vez intensifica el sentimiento de separación y permite que la angustia continúe creciendo. Romper este círculo vicioso y recuperar la unidad perdida es el objetivo declarado de casi todas las vías espirituales de Oriente y Occidente.

Los Chakras son esos puntos de conexión en el sistema energético del hombre en los que se establecen preferentemente los bloqueos condicionados por la angustia.

Cuando estas contracciones se hacen permanentes, provocan que las energías vitales no puedan fluir libremente y alimentar nuestros diversos cuerpos con todo lo que necesitan para reflejar y mantener la conciencia de la unidad. Cuando la vivencia de la separación, el abandono, el vacío interior y el miedo a la muerte nos impulsa a buscar en el mundo exterior lo que sólo podemos encontrar en lo más intimo de nuestro ser, nos volvemos dependientes del amor y el reconocimiento de otras personas de los placeres sensoriales, del éxito y de la posesión material.

En lugar de enriquecer nuestra vida, estas cosas se convierten en necesidades perentorias con las que intentamos rellenarel vacío. Si las perdemos, nos encontramos súbitamente ante la nada, y el ligero sentimiento de angustia que acompaña a casi todas las personas se nos presenta otra vez como real.

Olvidamos que todos nosotros tenemos nuestro origen común en la existencia divina y que estamos mutuamente unidos en este plano. En lugar de amar a nuestros congéneres, comenzamos a considerarlos competidores o incluso enemigos. Finalmente, pensamos que tenemos que protegernos, sin dejar que determinadas personas, situaciones o informaciones se nos acerquen o se introduzcan en nosotros. Retraemos nuestras antenas receptoras para no tener que afrontar desafíos, y con ello provocamos una nueva contracción y el bloqueo de nuestros chakras.

La energía debe fluir libremente entre los distintos Chakras, para que de esa forma exista una armonización energética, y física al mismo tiempo. El correcto equilibrio de estas energías hace que todas las partes físicas también estén equilibradas.

Cuando el equilibrio se logra, nos ponemos en contacto con nosotros mismos, tenemos el tiempo para pensar no en nosotros sino en esa comunión con el ser superior, comprendemos el significado de la palabra amor, en todo su sentido. Empezamos a entender cual es nuestro sitio en el universo. Este equilibrio no se logra de un día para otro, es un constanteaprendizaje, un constante camino y una constante superación.

Ese camino se ve influenciado permanentemente por el medio "fisico", por reglas que nos alejan de nuestra esencia. La necesidad de reconocimiento por parte de nuestros congéneres o por un grupo al que nos sentimos pertenecer es tan intensa que estamos dispuestos a orientar nuestra vida en amplios ámbitos según las ideas de determinadas personas cercanas a nosotros o según las reglas sociales generalmente aceptadas, y a reprimir nuestros sentimientos espontáneos tan pronto como dejen de concordar con las expectativas o convenciones. Esto sólo es posible si contraemos nuestros Chakras hasta tal punto que ninguna emoción controlada pueda pasar el filtro.

Se produce entonces una congestión de la energía en el Chakra afectado. Como las energías no pueden irradiarse ya en su forma original, se distorsionan, rompen la barrera y se descargan de forma inadecuada, en forma de emociones intensas y con frecuencia negativas o de un impulso de actividad exagerado.

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