Vecinos de la zona Callupampa, considerada clandestina, se treparon ayer a dos tractores de la Subalcaldía del Distrito 2 e impidieron la demolición de al menos 40 viviendas. Para la Alcaldía alteña esta zona se encuentra asentada sobre un área municipal de 6.000 metros cuadrados.
Eso no fue todo. Además, los movilizados colocaron barricadas de piedras, escombros y llantas para impedir el paso de los vehículos pesados. El subalcalde de este distrito, Teófilo Maqui, aseguró que los predios tienen una orden de demolición y están ubicados en terrenos cedidos a la municipalidad hace más de 15 años, por los vecinos de El Tejar, para que se construyan plazas o parques.
Pero los habitantes de la urbanización Callupampa se apoderaron de ese espacio y le pusieron el nombre con el que ahora se identifican. Aseguraron que estos terrenos fueron comprados a los propietarios originales hace más de ocho años. Según ellos, son los habitantes de El Tejar quienes pretenden apropiarse de sus predios para construir viviendas.
Ayer, desde las 08.00, dos tractores de la Subalcaldía del Distrito 2 llegaron al lugar con resguardo de al menos 50 efectivos policiales. Al notar la presencia de estos motorizados, los pobladores de Callupampa salieron de sus viviendas y estuvieron a punto de enfrentarse físicamente con los efectivos policiales y vecinos de El Tejar, que los catalogan como avasalladores.Maqui y el director del área jurídica del gobierno local, Abraham Aliaga, intentaron negociar por más de tres horas, sin obtener resultados.
“Queremos explicarles que no es toda el área que se quiere demoler, sino un espacio de al menos 6.000 metros, donde se construyeron viviendas y que en realidad está destinado para un área verde municipal”, agregó Maqui.
A las 11.00, la Policía formó un cordón humano y resguardó el avance de los tractores. Uno ingresó por una calle y el otro por una vía paralela, pero los vecinos comenzaron a lanzar piedras y ladrillos a los motorizados.
Un grupo de mujeres se subió a la pala del tractor e impidió su avance, mientras que en la otra calle la situación fue similar. Las mujeres se abrazaron de las llantas, se armaron de palos y comenzaron a quemar neumáticos. Otras se tiraron al suelo, en el camino de los vehículos. La Policía no los gasificó y la demolición fue paralizada.
Los terrenos en disputa tienen un área de 17 hectáreas y pertenecían a Nicasio Calle, hasta 1979, cuando los vendió a la Cooperativa de Ahorro y Vivienda El Tejar. Este espacio, de acuerdo con los vecinos de este barrio, estaba destinado a canchas, plazas, parques y otras obras relacionadas a la recreación y esparcimiento.
Sin embargo, el hijo de Nicasio Calle, Simón Calle, supuestamente vendió los terrenos a otras personas, las que hace ocho años conformaron el barrio Callupampa. “Éstas son mis tierras, yo vendí estos terrenos porque soy el legítimo propietario”, explicó Calle, quien se hallaba presente en el lugar de conflicto.
Para colmo, Maqui aseguró que los “avasalladores” cuentan con una planimetría de construcción otorgada por la Alcaldía, también hace ocho años, pero la calificó de ilegal al igual que al asentamiento. “Hay que investigar quiénes han sido los funcionarios que les otorgaron ese derecho ilegítimo”, sentenció la autoridad.
Utilizan a niños en el conflicto
Protección
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) recomendó a los vecinos de Callupampa evitar la exposición de los niños al conflicto legal que atraviesan. Detectó al menos diez menores de edad utilizados para evitar la demolición.// La Razón (COM)
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