En El Alto solo funcionan dos de los cinco relojes públicos que fueron instalados en esta ciudad. Son digitales, uno está al lado del mingitorio público en la 6 de Marzo y Juan Pablo II, y el otro, en la Alcaldía central. El más antiguo está desaparecido y las autoridades desconocen su paradero.
Los relojes que actualmente funcionan fueron instalados en 2012, el primero frente al Ceibo, en el cruce entre las avenidas Juan Pablo II y 6 de Marzo; y el segundo, también digital, en la calle 13 de la avenida 6 de Marzo, frente al edificio del despacho del Alcalde.
El primero marca las horas en forma digital con números rojos y muestra la temperatura de la Ceja. Antes era mecánico, de forma circular y con números latinos. Estaba instalado en una plataforma rectangular con bordes circulares de una medida aproximada entre 1,5 metros de alto por 60 centímetros de ancho.
El segundo señala solo la hora y está instalado sobre un poste de seis metros de alto. El tablero es rectangular, de aproximadamente un metro por 60 centímetros. Debajo de éste hay un letrero que dice Gobierno Autónomo Municipal de El Alto.
Todos los relojes digitales fueron donados por la empresa Pollolandia.
Primero. El primer reloj público de esta ciudad estaba en la plaza Triangular de la Ceja, entre la avenida Tiwanaku y la Franco Valle. Era mecánico, de forma circular y en él se podía ver la hora en ambos lados. Tenía números latinos del uno al doce. Estaba sobre un poste de una altura de cuatro metros. Era un punto de referencia y de encuentro en esta ciudad.
Este aparato desapareció hace más de cinco años. Las versiones de su extravío son diversas. Los comerciantes del lugar alegan que fue la Alcaldía la que retiró el equipo, mientras que otros aseguran que fue robado durante una madrugada.
La frase de don Augusto Paco, un hombre de 70 años, que ofrece sus servicios como plomero y electricista en la plaza Triangular, refleja el sentimiento ciudadano sobre la pérdida. “Nuestra vida gira en torno al tiempo, a las horas, tenerlo no es una veneración sino una necesidad. El tiempo nos necesita y nosotros a él”.
En el lugar solo queda el poste de metro y medio que lo sostenía, nada más. El jefe de la unidad edil de Administración de Espacios Culturales, Wenceslao Márquez, aseguró que el reloj no está inscrito como patrimonio de la ciudad y aseguró que desconoce su paradero. “No lo sabemos, quizás al asfaltar la vía lo retiraron”.
En 2011 fue instalado en esta ciudad el primer reloj electro-digital, con luces de alta precisión y bajo consumo de energía eléctrica. Lo hizo la empresa Pollolandia, en la esquina avenida Héroes del Kilómetro 7 y la calle 2 de Villa Bolívar A.
Se supo que tenía un costo de $us 2.500 y fue inaugurado por el alcalde Édgar Patana. Pero éste ya no funciona. Allí solo se puede apreciar el tablero negro de un metro de ancho por 60 centímetros de alto, sobre otro letrero de un metro y medio de alto por 60 centímetros de ancho sobre un poste.
El segundo también fue instalado en 2011 por la misma empresa en la Alcaldía Quemada, pero ahora tampoco funciona.
En 2012 se instaló el que se halla frente al Ceibo. Ese año se anunció que se colocarían al menos 20 unidades en diferentes puntos de la urbe, solo se pusieron dos, uno frente al edificio de la Alcaldía central.
La Alcaldía promete que hallará el reloj símbolo
Miguel Rivas
La Alcaldía de El Alto no cuenta con una unidad especializada encargada de supervisar el funcionamiento y mantenimiento de los relojes públicos de la ciudad, así lo explicó el secretario municipal de Gobernabilidad, Adolfo Villán, quien confirmó que se desconoce el paradero del reloj de la Ceja, desaparecido hace cinco años.
“No lo tenemos, no se han hecho cargo, pero en este momento doy mi palabra de que haremos lo posible por encontrar el reloj de la Ceja y saber qué unidades se encargarán del control de estos aparatos. Será parte de una política edil porque el tiempo es nuestro mejor aliado, ya que hay mucha gente que trabaja en El Alto y para esta ciudad”, dijo.
En la plaza Triangular, donde antes estaba el reloj mecánico de la Ceja, solo se ve el poste cortado que sostenía el aparato.
Éste era un punto referencial de encuentro y hasta la fecha los voceadores de los minibuses anuncian el traslado de pasajeros con gritos al ¡reloj! y llegan hasta este lugar.
Los vecinos y comerciantes piden que se coloquen relojes en esta ciudad porque les ayudará a controlar el tiempo en el que desarrollan sus actividades: para vigilar a sus hijos que salen o entran al colegio y la hora para retirarse a sus hogares.// La Razón (COM)
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