El 45% de los hornos en El Alto no cuenta con las condiciones requeridas para su funcionamiento y son construidos de manera precaria, explicó el fiscal general de la Federación de Panificadores, Carmelo Renjifo.
“En honor a la verdad el 55 por ciento de los hornos y panificadoras de esta ciudad cumple con los requisitos; los demás, no; esto sucede sobre todo en las zonas marginales y lo hemos comprobado, pero es por los bajos recursos de familias que quieren salir adelante”.
La falta de una buena infraestructura ocasiona problemas de higiene, según el dirigente y el mismo secretario municipal de Medio Ambiente, David Apaza.
“Lo que pasa es que se deben cumplir ciertos requisitos que van relacionados con lavamanos, baños, limpieza de mesas, pisos y paredes”, manifestó la autoridad edil.
Entre los requisitos se exige que las paredes sean pintadas al óleo, que tengan zócalos de 1,20 metros, lavamanos al interior del horno, baños con lavamanos en el inmueble y un depósito con tableros elevados por encima de los 20 centímetros.
Situación. El director municipal de Higiene, Humberto Cachi, se comprometió en dos oportunidades a realizar inspecciones junto con periodistas de La Razón, pero no cumplió con lo acordado. Por ello, la observación fue hecha solo por este medio de comunicación, en hornos en los que los propietarios prohibieron la toma de fotografías.
En uno de ellos, se pudo apreciar que la gente no utiliza los guantes de látex para amasar el pan sobre una mesa de concreto que se halla al medio de una habitación que no supera los diez por seis metros.
Allí se puede ver a un grupo de mujeres elaborando pan, para consumo personal. Ninguna lleva mandiles, guantes de látex para amasar el pan ni gorras. Paralelamente, no se encontraron lavamanos al interior y los baños que estaban cerca de esta habitación de horneaje, no funcionaban.
La luz no es muy fuerte, tres focos iluminan el sitio, pero el cuarto es oscuro y el horno funciona a gas, una garrafa es conectada para encenderlo y el piso no es limpio, aunque las normas exigen que éste sea de cerámica; es de cemento, sin pintura y la pared tampoco se encuentra aseada.
En otro de los hornos hay perros cerca de la puerta de ingreso, los cuales evitan la entrada del periodista; sin embargo, mujeres que frecuentan el lugar aseguraron que los canes entran y luego son echados por los dueños.
Quienes compran el pan en tiendas que son provistas por hornos, indicaron que lo más común es encontrar cabellos en el pan elaborado, pero Renjifo aclaró que no se tienen muchas denuncias sobre este problema o quejas al respecto, aunque suele pasar.
El Concejo exigirá controles frecuentes
De acuerdo con la presidenta del Concejo Municipal, Delia Peñaloza, cuando le tocó hacer inspecciones en hornos de la ciudad se pudo apreciar que hace falta mucha higiene, por lo que se exigirá controles frecuentes.
“No hablo de todos, pero hay esos problemas, lo malo es que solo en Todos Santos o fechas cercanas a esta festividad se hacen operativos, por lo que vamos a pedir que se lleven a cabo de forma frecuente”, aseguró.
Por su parte, el presidente de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve), Óscar Ávila, aseguró que realizarán inspecciones con esta organización social. “Estos temas también afectan a la vecindad, demostraremos que la Fejuve no es una organización política, sino que se preocupa por los vecinos”.
Fiesta. Para la fiesta de Todos Santos se habilitan más hornos y la Alcaldía de El Alto otorga licencias temporales, pero con requisitos que deben cumplir los dueños.
El precio de horneado de éstos se incrementa según la determinación de la Federación Departamental de Panificadores de La Paz, que hace oficial una lista.
Las personas que consumen y elaboran este producto, se quejan cuando llega esta fecha.
“Por necesidad acudimos a los hornos temporales, pero tenemos malas experiencias de ello, porque son pequeños, algunos son sucios, lo digo con conocimiento de causa, lo malo es que no hay control de las autoridades”, sostuvo María del Pilar Chuquimia, vecina de la zona Santiago I.
Norma Tapia: ‘Prefiero el pan embolsado, es más sano’
“Me tocó en más de una oportunidad panes con cabellos y en una de ésas había una hoja no sé si de coca, aunque parecía más de laurel, pero lo cierto es que decidimos en mi casa comprar el embolsado, aunque sea más caro, es más sano, y muy rara vez, compramos de las tiendas el pan de batalla o la sarnita, pero con mucha susceptibilidad de encontrar algo”.
Diego Tola: ‘La marraqueta es parte de la identidad’
“La marraqueta es parte de nuestra identidad, no hay otro pan en Bolivia y el mundo como éste, comerlo es degustar algo típico y único, yo creo que se debe hacer un control estricto para mostrarlo a los foráneos a la ciudad y pensando que es el alimento diario de muchas familias donde hay niños. Solo les pedimos a las autoridades un control permanente”.
Ramiro Quispe: ‘Nunca hallé algo malo en el pan’
Yo creo que se está exagerando, en los hornos hay buena atención y el pan que se vende en la calle es cambiado a cada momento porque a la gente le gusta, yo compro de allí y hasta ahora no encontré ni cabellos, ni uñas, menos hojas de afeitar o heces de ratón. Estoy de acuerdo en que se hagan controles, pero sé que no hallarán nada y si lo hacen, las sanciones deben ser fuertes”.
Ana Tola: ‘El pan de la calle es duro y sabe a cartón’
“El pan que se compra de la calle, es decir, el que está expuesto al sol y al viento es duro y sabe a cartón, debe ser por esa misma situación, y es verdad que se llena de tierra, porque cuando uno se mete un pedazo a la boca es como si estuviera mordiendo polvo, se siente arenilla entre los dientes. Pedimos al Alcalde, que se hagan controles estrictos y les obliguen a proteger el pan”.// La Razón (COM)
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