El minibús que me lleva a la Feria de la 16 de Julio va con todos los asientos ocupados. El recorrido en el motorizado es de lo más normal, hasta que…una mujer de pollera recibe como 30 Bolivianos, en billetes de 10 de otra mujer que iba en la tercera fila de asientos, acompañada de su marido.
El diálogo es más o menos éste:
Mujer 1: Tomá, con esto te ayudaré.
Mujer 2: Gracias hermanita…
Mujer 1: Debe ser difícil criar siete hijos ¿no?
Mujer 2: Difícil es pues, pero tengo ocho hijos. Para el desfile he tenido que comprar varias cosas para los chicos.
Mujer 1: ¿Tu marido no te ayuda?
Mujer 2: El se ha ido.
Mujer 1: ¿Sola nomás te ha dejado?
Mujer 2: No. Ha muerto en un accidente. (Ya llegamos casi a la feria, los pasajeros se apresuran a descender)
Mujer 1: Te vas a cuidar.
Mujer 2: Ya, gracias…
La mujer de la historia es una persona joven, no debe
llegar a los 30 años. Carga a un bebé en el aguado que lleva sobre la espalda,
otros dos están sentados junto a ella. En los asientos de adelante van cuatro de
sus hijos, tres acomodados en los asientos y una niña sentada en la espaldera
(atrás de asiento del conductor). Los niños tienen el rostro quemado por el sol.
Los niños son pequeños, el mayor no llega a los 10 años.El diálogo narrado anteriormente no dura más de dos minutos.
Debe ser complicado para esta joven madre tener que sacar adelante a sus ocho hijos sola. Como ella, seguramente hay otras que luchan día a día para seguir adelante y que te sorprenden en la urbe alteña.
Escrito por Reynaldo Quispe Chipana
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