“Los bares que se encuentran alrededor de nuestro colegio son una tentación para los chicos”, dice Hugo Maldonado, maestro del San Antonio, uno de los establecimientos que se vieron obligados a tomar medidas de seguridad para proteger a su alumnado en La Paz.
En un recorrido que hizo La Razón en el casco central de la urbe encontró que siete unidades educativas tienen como vecinos aproximadamente a 13 locales que expenden bebidas alcohólicas, entre los que hay aquellos que también son lenocinios, lo que está prohibido desde 2000.
Los afectados son: San Calixto, Inglés Católico, San Antonio, Germán Busch, Instituto Técnico San Fernando, Liceo de Señoritas La Paz y el colegio República Argentina.
El San Calixto y el Inglés Católico tuvieron que contratar los servicios de empresas de vigilancia, lo que le significa al segundo una erogación de unos Bs 5.000 mensuales.
El Inglés Católico también adquirió cámaras de videovigilancia, al igual que el colegio San Antonio.
Los establecimientos fiscales Germán Busch, Liceo La Paz y República Argentina no cuentan con recursos económicos, razón por la que sus directores solicitaron la colaboración de la Policía Boliviana, cuyos agentes hacen patrullaje en el área.
El Instituto Técnico San Fernando, que trabaja solo con niños del nivel primario, no contrató personal extra, aunque ordenó que el portero de turno espere a los alumnos en la calle.
Inseguridad. “Hay varios locales cerca de las unidades educativas en el centro de la ciudad. Constantemente recibimos quejas de los vecinos. La norma que lo prohíbe se debería respetar, pero no es así”, denuncia Mary Hermosa, presidenta de la Organización Comunitaria del Distrito 1 del Macrodistrito Centro de La Paz.
“Los más afectados son los colegios Germán Busch y San Antonio, porque a media cuadra hay un ‘cementerio de elefantes’ (bar clandestino en el que presuntamente los alcohólicos beben hasta morir)”.
Desde 2000 se emitieron cinco ordenanzas municipales que prohibían que bares, cantinas, licorerías y otros negocios en los que se consumen bebidas alcohólicas estén ubicados a menos de 100 metros de instituciones educativas y hospitales; sin embargo, esa prohibición no se cumplió.
El colegio San Calixto, situado en la calle Pichincha y que cuenta con 2.300 alumnos, es uno de los afectados. A 30 metros hay un lenocinio clandestino y a 80 funciona la Chopperia Antique Pub, aunque este local abre sus puertas a las 19.00, una hora después de que el alumnado del turno de la tarde retorna a casa.
“Hemos presentado al menos unas cuatro notas a la Alcaldía, junto con los colegios que existen en la zona y la junta de vecinos, pidiendo que de una vez cierren estos bares y lenocinios, pero no sucede nada. Tal parece que no pueden cerrarlos por algunos motivos que ignoramos”, dice Renán Guerrero, administrador de la unidad educativa.
Él recuerda que “alguna vez” la Policía hizo operativos en el burdel situado en la Indaburo esquina Pichincha, aunque destaca que ese local continúa funcionando en el mismo inmueble sin problemas.
Ante la inseguridad y presencia de bebedores consuetudinarios en las puertas de la Iglesia Rectoral San Calixto, la administración tuvo que contratar personal de seguridad privada, aunque el entrevistado no quiso referirse a la inversión que eso significa.
“En las noches y durante el día tenemos guardias porque hay borrachos que se sientan a beber en las puertas de la iglesia. Además, estamos poniendo mayor iluminación con nuestros recursos para luchar contra la inseguridad”.
El dueño de la Chopería Antique, Pub, Omar Valdez, destaca que su local fue abierto hace 20 años, cuando la prohibición no existía, y que éste se encuentra a más de 100 metros de la unidad educativa.
“Construyeron (los del San Calixto) un bloque nuevo y ahí sí tenemos menos de 100 metros, pero si consideramos la puerta principal, que da a la calle Genaro Sanginés, son más de 100. No creo estar violando la norma, porque cuando hicieron la inspección, los de la Alcaldía no observaron este tema”, recalca.
De lunes a jueves este local abre sus puertas a las 19.00 y cierra a la 01.00. Los viernes termina la atención a las 03.00 como máximo, una hora antes de lo establecido por la ley edil de 2014 que regula el expendio y consumo de bebidas alcohólicas.
Otra unidad educativa que se vio obligada a tomar medidas es la institución particular San Antonio, ubicada en la calle Chuquisaca, en la zona de San Sebastián.
“Desde hace 10 años que se han enviado notas a la Alcaldía, las quejas son las mismas. El peligro es más para los estudiantes del turno de la tarde que son 850, que salen de clases cerca de las 19.00”, advierte el maestro Hugo Maldonado.
“Además, los vendedores de sustancias prohibidas están merodeando por aquí, por eso hemos instalado cámaras de vigilancia en toda la arteria para precautelar la integridad de los estudiantes”, agrega el profesional, quien dice desconocer el monto invertido en los equipos.
Frente al San Antonio se encuentra la unidad educativa Germán Busch, que cuenta con 935 alumnos, y se ve afectada por la presencia de negocios en los que se expende y consume alcohol.
A tan solo media cuadra hay una vivienda y los vecinos aseguran que allí funciona un bar clandestino, y que los bebedores consuetudinarios entran y salen durante el día y la noche.
Públicos. “Como somos un colegio fiscal, no tenemos recursos para destinarlos a seguridad, pero sí hemos solicitado a la Policía que envíe efectivos a la hora de ingreso y salida de nuestros estudiantes, y más bien cumplen con esa medida”, explica Norca Mendoza, asistente administrativa del establecimiento educativo.
En la calle Murillo se encuentran el colegio Inglés Católico, que cuenta con 1.150 alumnos. A unos 80 metros funcionan cuatro peñas y una discoteca, razón por la que su director decidió contratar los servicios de una empresa de seguridad por cuyo trabajo desembolsa al mes aproximadamente Bs 5.000.
También adquirió cámaras de vigilancia, aunque el entrevistado no precisó el monto invertido.
“Esta zona es muy peligrosa, en uno de estos bares han asesinado a una persona. Los jóvenes en estado de ebriedad salen y pelean en vía pública, no sabemos por qué la Alcaldía no hace nada”, dice Virginia Ramos, una mujer que tiene a sus tres hijos en el Inglés Católico.
Dos cuadras más abajo se halla el centro educativo Técnico San Fernando, a pocos pasos de la calle Cochabamba. Al lado del establecimiento funciona un pub, seguido por un café restaurante donde también se expenden licores, cerveza, etc.
Una madre sostiene que el San Fernando toma medidas para resguardar a sus escolares. “Los cuidan mucho, no les dejan salir por nada y en la mañana, a la hora de entrada, el portero los espera en la calle”, explica Anel Torrico. El administrador Roberto Íñiguez sostiene que no cuentan con recursos para contratar guardias, y que ante el inminente cierre de esta unidad, es el portero quien cumple esa función.
En inmediaciones de El Prado, en la Campero, se encuentra el Liceo de Señoritas La Paz y al frente se halla la unidad educativa República Argentina. A pocos pasos funcionan dos bares.
Alcibíades Beltrán, director del liceo, recuerda que en varias ocasiones enviaron notas al gobierno local para solicitar que se clausuren estos negocios, pero nunca obtuvieron una respuesta.
“Estos bares son un mal ejemplo para los jóvenes, porque últimamente hay una tendencia en las adolescentes a consumir alcohol”.
Al respecto, el secretario municipal de Promoción Económica, Sergio Siles, argumenta que la ley edil fue aprobada en 2014 y que esos centros de consumo fueron abiertos antes de ese año.
“Hay que tomar en cuenta que varias de estas actividades se encuentran establecidas hace varios años, por lo cual la ley en vigencia regula (solamente) la apertura de los nuevos locales”, recalca.
Regulación. La Ley Municipal de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas fue promulgada el 4 de septiembre de 2014, pero ya en 2000 la Ordenanza Municipal Nº 158, que reglamentaba el expendio de alimentos y bebidas alcohólicas, prohibía la apertura de este tipo de negocios a menos de 100 metros de las unidades educativas.
Esta norma fue abrogada y en 2006 se aprobó la Ordenanza Nº 178 y en 2009, la Nº 490. El 25 de agosto de 2010 se emitió la Nº 227 en la que el Concejo Municipal flexibilizó el Reglamento Municipal para Establecimientos que venden Alimentos y Bebidas, y dispuso que los negocios que cuenten con licencia de funcionamiento puedan operar a menos de 100 metros de las instituciones educativas a partir de las 23.00. En 2011 se emitió una nueva ordenanza, la Nº 634.
El inciso 14 de la sección II de la Ley Municipal de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas dispone que bares, whiskerías y otros deben estar ubicados “a una distancia mayor a los 100 metros de la puerta principal de los centros educativos, hogares de niños, centros de salud con internación, asilos de ancianos, universidades y campos deportivos”.
Con el objetivo de reducir la inseguridad, Soliz informa que ha sostenido conversaciones con propietarios de los locales que abrieron sus puertas antes de 2014 con el objetivo de que no operen en el horario de clases.
La Alcaldía proyecta control más riguroso
El Gobierno Municipal de La Paz redacta un proyecto de Ley de Actividades Económicas que permitirá un control más riguroso de los locales que expenden bebidas alcohólicas.
“Estamos trabajando una Ley de Actividades Económicas que va a contar con una reglamentación específica para el expendio de bebidas alcohólicas en pos de garantizar la seguridad ciudadana”, anunció el secretario edil de Promoción Económica, Sergio Siles.
Actividades. Según el entrevistado, la normativa vigente —Ley Nº 87, promulgada en marzo de 2014, que autoriza la otorgación de licencias de funcionamiento a bares, cantinas, discotecas, karaokes y otros, y regulariza el comercio en espacios públicos— ya no responde a la dinámica y al crecimiento de la sede de gobierno.
Se prevé que la nueva ley regule los horarios de funcionamiento, incluso el de las licorerías; y establezca parámetros para abrir este tipo de establecimientos.
Esto implica que la municipalidad exigirá más requisitos para evitar la contaminación acústica o que estén próximos a escuelas y colegios, entre otros.
Siles aclaró que hay personas que obtuvieron licencia para vender alimentos (pensiones, restaurantes, patios de comida, etc.) y que vulneran la norma, ya que incursionan en la venta directa de bebidas con contenido alcohólico.
Este año el gobierno local desconcentró la Intendencia para que en cada macrodistrito pueda efectuar intervenciones directas. Siles recordó que fue habilitada la línea gratuita 800-14-0217 a través de la cual recibe denuncias.
Hugo Maldonado, maestro del colegio San Antonio: ‘Hay bastantes cantinas’
El colegio está ubicado en una zona muy peligrosa. Han debido advertir que en los alrededores hay bastantes cantinas y bares, lo que se convierte hasta en una tentación para los chicos. Esa norma que prohíbe los locales de expendio de bebidas a 100 metros de los establecimientos es antigua, pero nunca se cumplió.
Tuvimos casos de varios estudiantes que fueron sorprendidos en estos bares.
Anel Torrico, madre de familia: ‘Portero espera a los niños’
Cuidan mucho a los niños aquí, en el Instituto Educativo San Fernando; no les dejan salir por nada y a la hora de entrada el portero los espera en la calle.
Cuando nos atrasamos, los tienen a nuestros hijos jugando hasta que lleguemos a recogerlos. Mas bien nunca pasó nada en este colegio, pero sí hay bares al lado del establecimiento. Lastimosamente la unidad educativa se cerrará, es una pena.
Alcibiades Beltrán, director del Liceo La Paz: ‘Los bares son mal ejemplo’
La existencia de bares cerca de nuestra unidad educativa es un mal ejemplo para los jóvenes, ya que últimamente hay una tendencia en las adolescentes a consumir alcohol por curiosidad o por influencia de la familia, y el que estén expuestas a ver cómo la gente mayor consume bebidas alcohólicas, las incita a cometer este tipo de acciones que son negativas para ellas.
Sergio Siles, secretario municipal de Promoción Económica: ‘Esos locales son de antes’
Muchos de estos bares y discotecas (ubicados cerca de colegios) datan de mucho antes de que se apruebe la ley (contra el consumo y venta de alcohol) en 2014. Se han sostenido conversaciones con los propietarios de estos locales para que no operen en los horarios en los que hay actividad en las escuelas; en el caso de las discotecas no hay inconvenientes, éstas operan en las noches.// La Razón.com
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