Lagunas de colores, nevados, chullperíos de momias, cholitas luchadoras y enormes ferias comerciales, así es El Alto. Cien atractivos turísticos demuestran la naturaleza, cultura y aventura de ese municipio.
"Muchos tal vez piensan que es una ciudad caótica, fría o sólo de comercio informal. Sin embargo, tiene atractivos naturales de flora y fauna. Además, un patrimonio con historia. Son más de 100 recursos turísticos que identificamos en 17 rutas”, informa el responsable de promoción de la unidad municipal de turismo, Diego del Carpio.
Naturaleza
La región del norte, cuya temperatura oscila entre -8 y -3 grados centígrados, se convirtió en el hábitat de flamencos que emigraron del desaparecido lago Poopó. Ahí se puede apreciar 14 especies de aves.
Quienes recorren los 12 kilómetros de la ruta Qhutaña quedan sorprendidos por los variados colores de lagunas. La explotación minera volvió el agua roja, colorada y verde esmeralda. Lastimosamente, estos embalses se reducen por el calentamiento global.
En El Alto los cerros tienen rostro o por lo menos eso aparentan las formaciones geográficas del valle Kaque Marca. Son producto de la erosión por la lluvia, viento y calor.
A sólo 45 minutos de viaje desde la Ceja se encuentra el hábitat de zorros andinos, halcones y viscachas.
Ese viaje de conexión con la naturaleza incluye turismo comunitario. Los habitantes de Kaque Marca brindan el servicio de alimentación por aproximadamente 40 bolivianos.
"Antes del ocaso visitamos los chullpares. Son torres funerarias que datan de 1.200 a 1.400 después de Cristo. Eran lugares donde se introducían momias para un sueño eterno”, explica Del Carpio.
Indica que los restos arqueológicos fueron trasladados a la comunidad porque los tres chullpares fueron víctimas de saqueos. En su interior, con las momias macrocefalias (cabeza alargada) había oro.
Cultura
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) más del 74% de la población alteña es aymara. Este municipio es la capital de indígenas de Sudamérica. Esto le permite ofrecer "turismo esotérico”, relacionado al espíritu y costumbres milenarias.
"Los amautas y yatiris explican a los visitantes los usos y costumbres. Normalmente se hacen rituales aymaras de la cosmovisión, manejan energía”, destaca Del Carpio. Es una vivencia mística.
En el recorrido por 17 apachetas y wak’as (lugares sagrados) se enriquece al espíritu.
Los turistas deben pagar diez bolivianos para el transporte y, al final del viaje, realizan un aporte voluntario a los amautas guías. Para mayor beneficio pueden llevar una Waxta (ofrenda), cuyo precio está entre 70 y 120 bolivianos.
"Estas actividades están orientadas sobre todo al turismo local. Porque si el alteño no conoce su riqueza cultural, no la puede valorar ni sentirse parte. Por eso los precios son mínimos”, enfatiza el funcionario.
Por otra parte, a 24,5 kilómetros de la zona 16 de Julio, mineros de Milluni guían el recorrido hacia el "Tío Tatacurani”.
El casco urbano de la ciudad también tiene atractivos. Entre ellos están los templos construidos por el difunto sacerdote Sebastián Obermaier y los edificios característicos de la arquitectura andina "cholets”.
En la carretera a Viacha, frente al Hospital Corea, el alteño Sendulio Ticona abre las puertas de su hogar, un edificio multicolor. "Como esta casa hay más de 60 edificios en la ciudad. Son salones de eventos que se caracterizan por los colores vivos que usan las mujeres de pollera”, señala.
En la parte superior está la vivienda y en la planta baja se abrirá un centro gastronómico. Afuera, las calles de la urbe alteña revelan su historia a través de más de 60 monumentos.
Por ejemplo, en la zona de Alto Lima hay un escudo esculpido en roca. Data de 1849 y es "el más antiguo de Bolivia”. Ahí, la heroína indígena aymara Bartolina Sisa fue humillada por los conquistadores.
Estos atractivos pueden apreciarse en el "City tour”, que incluye visitas al planetario observatorio astronómico de Ciudad Satélite, el museo de Arte Antonio Paredes Candia y la Feria 16 de Julio.
"La feria nació como un sector de trueque, entre campesinos de las provincias. Eran dos cuadras y ahora abarca 33 hectáreas”, indica Del Carpio.
El show de las cholitas luchadoras es un importante atractivo. "Somos mundialmente conocidas y netamente alteñas. Mujeres de pollera, patrimonio de la ciudad. Nos encuentran en el Teatro Andino todos los domingos a las 15:00. Los invitamos a un espectáculo only in Bolivia”, convoca la luchadora Ángela, la folklorista.
Para los aventureros, El Alto ofrece deportes extremos: rappel urbano en Faro Murillo a 25 metros de altura, ciclismo y escalada. Se coordinan viajes en Facebook: Turismo El Alto.
Snowbording en riesgo por el calentamiento global
"El cambio climático ha afectado mucho a los nevados. El glacial viejo, que son las paredes de hielo donde generalmente se lleva al cliente para mostrarle el uso adecuado del equipo y practicar, ha sufrido un deshielo de aproximadamente 40%”, lamenta el director de la unidad municipal de turismo de El Alto, Diego del Carpio.
Cuenta que el pasado fin se semana el equipo de aventura visitó el cerro Charquini, a 5.390 metros de altura, y ya no hay mucho hielo. Lo mismo sucede en el Huayna Potosí. El calor provocó deshielo
"La pérdida es irremediable. Parece que el snowbording en El Alto va a morir. Los guías nos dijeron que tendría que nevar aproximadamente dos meses para recuperar todo el hielo. La nieve antes era de casi dos metros, pero ha bajado demasiado. Al año se hará una evaluación para tomar acciones”, anuncia.
// Página Siete
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