Esta ciudad fue escenario de un desarrollo pausado sobre tierras que pertenecían a españoles y pasó a ser cuna de revolucionarios.
En este artículo, se pretende hacer un homenaje a esta ciudad, a través de una revisión histórica de los orígenes de El Alto, la cual mostrará desde tiempos pasados hasta la actualidad, la trayectoria de esta tierra, que nos viera nacer.
Empezamos por el origen del nombre. "Altu Pata". Para poder comprender las diferentes nominaciones recibió, prácticamente tenemos que ver los cambios y transformaciones territoriales que tuvo. Según dice el investigador Juan Manuel Arbona, se le llamó "Ichu kollu" (colina de paja), "Ch’usa Marka" (pueblo vacío), "Alaj Pacha" (Tierra en el cielo), "Cruz Pata" (con la cruz arriba), y "Altupata Marka" (pueblo de arriba).
Su población. Revisando la historia, podemos decir que la primera denominación que tuvo en la época colonial el territorio que ahora es El Alto, fue de “Altu Pata”. Porque cuando los españoles se convirtieron de “conquistadores” a encomenderos, indica Alberto Crespo Rodas, estos soldados de la corona española necesitaban crear un centro que sirviera de punto de comunicación entre el Cuzco/Lima y Potosí, cuyas minas fueron encontradas en 1545. Es por esa razón, que bajo el mando del capitán Alonso de Mendoza acompañado de una veintena de españoles, el 20 de octubre de 1548, se procedió a la fundación de la ciudad Nuestra Señora de La Paz en el lugar altiplánico de Laja.
Menos de dos días después, los fundadores se dieron cuenta que el lugar no era tan apropiado para cobijar a una gran población, así que decidieron trasladarse al cercano valle de Chuquiyapu, aunque estuviera un tanto alejado del camino directo entre Cuzco y Potosí. Con los primeros asentamientos españoles a orillas del rio Chuquiyapu, los españoles se asentaron en la parte izquierda y al otro lado estaban los ayllus indígenas asentados (Omasuyus).
Los ayllus se convirtieron luego en "barrios de indios", esto persistió hasta 1770. De acuerdo a Juan Manuel Arbona, después de la rebelión de 1781, esta zona llegaría a ser denominada "Parroquia de San Pedro". Entonces, los ayllus que se encontraban frente a los asentamientos españoles, pronto iban ser despojados y sus tierras apropiadas.
Para María Eugenia del Valle de Siles, el lugar ya era considerado “Altu Pata”, inclusive las zonas más lejanas y elevadas (la actual Villa Victoria, La Portada y El Alto). En la rebelión de Túpac Katari de 1781, constituía el punto de concentración de las fuerzas rebeldes. Hay que agregar lo que dijera Felipe Quispe:”Altu Pata”, el cuartel general de Túpac Katari y Bartolina Sisa.
Entonces, podemos decir que el primer denominativo que tuvo el territorio actual de El Alto fue “Altu Pata”. Más allá que después vaya adquiriendo otros nombres cual señaló Juan Manuel Arbona. Aunque en el léxico aymara, lo correcto sería "Alay Pata" (tierra de arriba).
De ayllus y haciendas. Estando ya en el siglo XIX, y una vez creada Bolivia, las tierras de los ayllus fueron afectadas por acciones de algunos mandatarios de la República. Las más claras fueron las del gobierno de Mariano Melgarejo (1866 y 1868), seguidas por la ley de Exvinculación, que atacaron y despojaron las tierras de los ayllus indígenas, dando paso a adquisición de tierras y creación de latifundios.
La hacienda en la primera veintena del siglo XX, también fue fundamental en la trasformación de las tierras en El Alto. El análisis que realiza Juan Manuel Arbona, de padrones coloniales y republicanos, permite decir que los ayllus y estancias que conformaban El Alto son: Cupilupaca, Checalupaca, Chinchalla y Pucarani. En algunos casos, los nombres de los ayllus se mantuvieron en el tiempo hasta en las haciendas. Por ejemplo, la estancia Collpani del ayllu Pucarani y la estancia Yunguyo del ayllu Chinchalla, todas en El Alto.
Las haciendas localizadas en El Alto, a su vez, fueron: Villandrani, Hichucirca (Jichu-Circa), Tacachira, Ocomisto (Hoko-Misto), Alpacoma, Seq’e, Milluni, Ingenio, Yunguyo, Mercedarios y San Roque. Todas estas haciendas prácticamente se dedicaban a la producción agrícola y ganadera.
Primeras urbanizaciones. Con las primeras urbanizaciones en El Alto, se comienza otro tipo de transformación de la tierra. En todos los casos, las compras las hacían varias personas y organizaciones, posiblemente veinte años antes de la Reforma Agraria. Godofredo Sandóval y Fernanda Sostres, señalan que a principios del siglo XX, El Alto era propiedad de unos cuantos hacendados. Nombres como Julio Téllez, Jorge Rodríguez Balanza, Adrián Castillo Nava, Raúl Jordán Velasco, Francisco Loza y la familia Zalles, figuran como propietarios de zonas, que hasta la actualidad todavía llevan el denominativo de alguno. Tal el caso de la zona Adrian Castillo Nava, que adquirió el nombre de su hacendado. Las causas que impulsaron a que se inicie las gestiones de urbanizar las tierras de los hacendados en El Alto, fueron quizás las instalaciones de empresas, escuelas y pequeñas industrias. Por ejemplo, la Empresa de Navegación del Lago Titicaca (1912), el Ferrocarril La Paz-Guaqui (en lo que es la actualidad es la Ceja), la Escuela de Aviación (1923), las oficinas del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) (1925), el Golf Club de la familia Ormachea (1925) y los galpones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en 1936.
Entonces los hacendados a partir de 1940, empezaron a lotear sus tierras y de la misma forma urbanizar sus propiedades. El primer hacendado que vendió sus tierras fue el señor Julio Téllez Reyes. Después esa zona se llamaría "Urbanización Villa Dolores", creada el 14 de septiembre de 1942. Diez años después, en el contexto histórico de la Revolución Nacional, en la base del distribuidor (hoy las inmediaciones de la Ceja), estaba establecida con una cantidad importante de población. Hasta estos años ya existían seis zonas o villas alrededor de la Ceja. En el sur se encontraban; “Villa Dolores”, “12 de Octubre” y “Bolívar A”. En la parte norte, las villas: “16 de Julio”, “Villa Ballivián”, y “Alto Lima”. Los rasgos de estas villas no fueron los de una ciudad como la de La Paz, sino más bien se parecían a las comunidades campesinas.
Vida y crecimiento. El imaginario de que El Alto fuese una zona alejada y despoblada ya no fue visible a partir de 1960, y es que a partir de esta fecha empiezan dinámicas de movilidad y migración campo-ciudad. En criterio de José Luis Romero, las migraciones empiezan de 1940 en adelante y para 1960 existe una explosión urbana con una sociedad escindida, por la cual de a poco se convierte en urbe. Estas masificaciones con varios estilos de vida e ideologías son las que prevalecerán en la urbe.
Las cifras de población del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 1976 y 1986, con el fenómeno del crecimiento urbano que se experimentaba, fueron fuertemente relacionadas con el incremento de flujos migratorios. Señalan que El Alto constituía el 15 por ciento de la población paceña. Entonces la proliferación de zonas se extendía hacia todas las secciones de El Alto. Como en la carretera a Oruro, donde el incremento de urbanizaciones sobrepasó el control de Senkata. Lo mismo pasó con la parte norte de El Alto, en la cual “Alto Lima”, “Río Seco” y “Villa Ingenio” se expandieron aceleradamente.
A causa del flujo migratorio, asentamientos y proliferación de zonas, las condiciones de vida no fueron las adecuadas, comparadas a la ciudad de La Paz, más allá de que los vecinos formaran parte de la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) de La Paz. Así los pobladores de El Alto no tenían la calidad de vida, y servicios básicos de salud y educación eran precarios. Hasta las viviendas, electricidad, agua potable, alcantarillado y transporte eran insuficientes.
ORGANIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN DE LOS VECINOS. Los vecinos alteños ante las deficientes condiciones de vida que tuvieron, decidieron organizarse y conformar una junta vecinal independiente y autónoma respecto a la FEJUVE de La Paz. Por esa razón, en el Primer Congreso de Juntas de Vecinos de Bolivia (1979), nació la FEJUVE de El Alto. Éste ente matriz fue el que encabezó las peticiones de tener una mejor calidad de vida y movilizaciones ante las autoridades de la alcaldía de La Paz.
En 1984, entre la FEJUVE y el Frente de Unidad y Renovación Independiente de El Alto (FURIA), conformada por ex - dirigentes de las Juntas Vecinales, asumen la tarea de llevar adelante la autonomía administrativa de la extensa zona y logran que el Congreso dictamine el 6 de Marzo de 1985, la creación de la Cuarta Sección de la provincia Murillo, con su capital la ciudad de El Alto, mediante la Ley 728 de ese año.
Godofredo Sandóval y Fernanda Sostres plantean que la FEJUVE de El Alto tuvo en el periodo de la UDP, la más rica práctica de relación entre vecinos y alcaldía de ese distrito de La Paz. La FEJUVE de El Alto acumuló una vasta experiencia de participación al lado del Estado, relacionada con programas de abastecimiento urbano. Y la ampliación del horizonte de lucha de la FEJUVE, de una lucha gremial a una acción política popular y nacional fue notable, ya que en las movilizaciones que protagonizaron los trabajadores mineros en las llamadas “Jornadas de Marzo” de 1985, fueron movilizaciones compartidas entre la clase obrera y los pobladores de El Alto.
LA EXPANSIÓN DE LA CIUDAD DE LA PAZ Y EL DESPLAZAMIENTO INTRA-URBANO DE LA POBLACIÓN, ESTÁN ASOCIADAS A LA MIGRACIÓN DE LAS FAMILIAS CAMPESINAS DE DISTINTAS PROVINCIAS DE LA REGIÓN DEL ALTIPLANO Y ASENTAMIENTOS DE QUIENES IBAN ATRABAJAR A LA CIUDAD DE LA PAZ. MÁS AÚN CON EL DECRETO SUPREMO 21060, QUE IMPULSÓ LAS MIGRACIONES.
El Alto se convirtió en una fuerza de crecimiento demográfico y de expansión territorial, pese que no tener los servicios y equipamiento necesarios para dar una mejor calidad de vida a sus pobladores. por esa razón, la ciudad de El Alto tuvo una importante participación en la historia política de Bolivia. Más allá de los hitos históricos que se ha registrado; el más importante fue la participación del pueblo alteño en las Jornadas de Octubre de 2003, cuando la Ciudad de el Alto entregó alma, corazón y vida, para defender los recursos naturales de Bolivia, ante el gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada. Por su trayectoria de más de 200 años de historia y sus 30 años de creación, El Alto merece ser recordada con respeto y orgullo. Jallalla El Alto.
EN SU TERCER ANIVERSARIO EL PUEBLO ALTEÑO, LAS ORGANIZACIONES VECINALES, GREMIALES Y SU ALCALDÍA MARCHARON Y MANIFESTARON SU DESEO DE QUE EL ALTO ADQUIERA UN RANGO DE CIUDAD, PETICIÓN ESTA QUE FUE TOMADA EN CUENTA POR EL CONGRESO. POR ELLO, EL 6 DE MARZO DE 1988, SE APRUEBA EL PROYECTO, Y EL 26 DE SEPTIEMBRE LA URBE RECIBE EL ANHELADO RANGO DE CIUDAD POR DECISIÓN CONGRESAL.// La Prensa (BO)
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